Una Madre en el Ministerio

Puedo decir que estoy segura de mi “llamado”. Quizá no pueda dar una fecha exacta de cómo fue. Tampoco puedo decirles que fue una revelación asombrosa donde durante una experiencia en la que parecía que estaba fuera de mi cuerpo Dios me hablo y me dijo cuál era mi “llamado”. No, nada de eso, simplemente mientras más estudiaba la Palabra de Dios mas mi deseo crecía de compartir lo que aprendía con mis hermanas en Cristo. Y mientras más compartía lo que aprendía más me llenaba de gozo aprender de mis hermanas. Por eso ahora puedo decir que Dios me llamo a trabajar con las damas del cuerpo de Cristo. 

Cuando esto paso, solo éramos Alfredo (mi esposo) y yo. Por lo tanto podia pasar horas de horas estudiando la palabra de Dios, meditando en ella, orando. No tenia interrupciones. De una otra forma todo era mas “simple”. En noviembre del 2013 el Señor nos dio Abril, nuestra primera hija. Las cosas no cambiaron mucho, aunque aun tenia mucho tiempo para estudiar, Abril ya ocupaba gran parte de mi día. Un año y ocho meses después llego Santiago, y un año y dos meses más tarde llego Matteo. Decir que las cosas cambiaron es quedarse corto. En Octubre del 2016 yo tenia una bebe de dos años (casi tres), un bebe de un año y un bebe de un mes…(los puntos susceptivos son apropiados en este momento porque en realidad no se que decir al respecto, solo que la gracia de Dios es suficiente, y después de tener 2 perdías Su gracia es palpable).

Mi día transcurría entre cambiar pañales, dar de comer, separar peleas, y todos los quehaceres del hogar. Llego un momento en que me sentí confundida, yo sabia que Dios quería que trabajara con damas en la iglesia, pero ¿cómo podría en medio de tanto? Por un momento llegue a pensar que tendría que poner mí “llamado” en espera hasta que los niños crecieran. Sin embargo, Dios me mostró que “¿quién sabia si para esta hora habían llegado mis hijos?

“porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrán de alguna otra parte para los judíos; mas tu y la casa de tu padre pereceréis. Y quien sabe si para esta hora has llegado al reino” Ester 4:14

Ester tenia un dilema. Atendía el hecho que no había tenido contacto alguno con su esposo, el rey de Persia, por un mes, o ,a riesgo de perderlo todo, atendía el hecho que tanto ella como su pueblo estaban condenados a muerte. Verán, a pesar de que el nombre de Dios no se encuentra en el libro de Ester en ninguna parte, podemos ver su huella por todo el libro. En el libro de Ester podemos ver claramente la soberanía de Dios así como su maravillosa providencia. A pesar de la complicación que presentaba el hecho que Ester no había sido llamada por su esposo en un mes, eso no quería decir que el motivo por el cual ella estaba en el trono como reina de Persia tenia que ser puesto a un lado.

En mi vida sucede lo mismo, no estoy diciendo que tengo que salvar a mi pueblo de la muerte, pero Dios en su soberanía mando a mis hijos en el momento indicado para que pudiera ver con mas claridad su providencia. Como madres muchas veces creemos que tenemos de dejar de hacer una cosa para hacer la otra. Sin embargo a travez de las escrituras podemos ver que Dios usa lo que ya tenemos en nuestras manos como instrumento en el area donde El nos usara. Cuando Dios llama a Moises en el desierto, Dios le pregunta ¿que tienes en tu mano? Exodo 4:2 era su vara de pastor, la misma que Dios usaría mas adelante para mostrarle a faraón quien es Jehová. También veo a los apóstoles, casi todos eran pescadores, cuando Jesus los llamo no los dice “los hare escribas, y maestros de la ley” Jesus les dice “Venid en pos de mí, y os are pescadores de hombres” Mateo 4:19. Ellos ya sabían pescar, lo único que necesitaban era el anzuelo, el evangelio, las buenas nuevas de salvación. 

Entre septiembre del 2016 y diciembre del 2017 aprendi mucho. No estaba involucrada en el ministerio, pero entre altas y bajas, aun cuando sentía que Dios estaba escondido, pude ver que Dios estaba presente en cada momento de mi vida, en cada noche sin dormir, cada cambio de pañal, cada día en el que el cansancio era lo que sobraba en mi vida. El nunca me dejo, siempre estuvo a mi lado siendo mi fortaleza y sostén. Me di cuenta que muchas veces cuando pienso que Dios esta en silencio es cuando me habla de una forma mas clara. Me di cuenta, que no tengo que dejar de ser madre para poder ser usada por mi Señor, y que no tengo que dejar de ser usada por mi Señor para ser madre. Dios me usa siendo madre. 

Veo el ejemplo de Debora en Jueces 4 y 5, ella fue usada de una forma maravillosa por el Señor, fue levantada como un juez en Israel para librar a su pueblo del ejercito de Sisara. Sin embargo en su cántico de victoria Debora no se identifica a sí misma como una “guerrera” o una “libertadora”. Jueces 5:7 dice lo siguiente: “Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, hasta que yo Debora me levanté, me levante como una madre en Israel”. “Una madre en Israel” Ese era su rol, y Dios uso ese rol maravilloso para liberar a Sus hijos. Creo que de una forma Dios quería mostrarle al pueblo de Israel que El los ama como una madre ama a sus hijos. Por eso uso a “una madre en Israel”. Su ministerio principal era el de ser madre, Dios uso lo que ella ya tenia en sus manos para llevar a cabo la otra parte de su “llamado”

¿Qué aprendi? Que soy una madre en el ministerio. Que lo que aprendo todos los días en la palabra, lo enseño primero a mis hijos, que mis oraciones por mis hijos son vitales. Así también puedo impartir a mis hermanas, recordando que Dios nos ama, mas que lo que una madre ama a sus hijos. 


Karla Avalos Carrasco

IBGE Colaboradora


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